No hay manera: Miradas no ceja en su empeño de acercar el noble arte de la fotografía al caballa de a pie. La entidad que agrupa a los retratistas más insignes de nuestra salada tierra ha presentado en sociedad este 20 de junio la que, previsiblemente, será su última exposición hasta después del verano. Será la última hasta septiembre, sí, pero ni muchísimo menos es una más; todo lo contrario: su solo encanto hará las delicias tanto de aquellos que están metidos de lleno en el mundillo como de quienes tienen poca o ninguna idea del tema.

Hay por ahí quien dice que el amor a primera vista no existe, que lo de quedar prendado de alguien (o de algo) solo con echarle una ojeada no es más que una patraña sin fundamento alguno. Si es así, la muestra que hoy nos ocupa debe estar, al menos, muy próxima a eso que comúnmente se conoce como 'flechazo'. No exageramos.

La exhibición en cuestión se titula Nazú. La misma ha encontrado acomodo en la sala de usos múltiples de la Biblioteca Pública Adolfo Suárez. Las imágenes allí expuestas -treinta y cuatro en total- llevan la firma de un célebre fotógrafo de origen gaditano llamado Fernando Morales Clavijo, al que su dilatada trayectoria y su maña al otro lado del visor le han valido, hasta la fecha, algún que otro premio. Ahí es nada.

A diferencia de lo visto en tantas y tantas presentaciones anteriores, esta vez, el color se ausenta por completo: ocupa su lugar el blanco y negro. La idea tiene sentido si lo que se busca (y eso es justo lo que se busca) acentuar las arduas condiciones en las que viven las tribus que habitan las dos regiones reportajeadas: Sudán y Etiopía.

Como en toda muestra que se precie, la mayoría de las láminas que componen la que ha propiciado la elaboración de este modesto artículo encuentran en el juego de luces no solo un denominador común, sino buena parte de su razón de ser. Lamentablemente, los reflejos de la sala hacen que las capturas que estás viendo no luzcan de la mejor manera, obstáculo del todo insalvable salvo que decidas pasarte por el lugar personalmente.

Si eres un apasionado de la fotografía, la visita es obligada. Si, simplemente, te pica la curiosidad, la obligación es doble. Sean cuales sean tus circunstancias, el que escribe estas líneas te recomienda encarecidamente que te dejes caer por la Biblioteca para darle a tus ojos el gustazo de contemplar con detenimiento cada uno de los cuadros que Miradas ha tenido a bien exponer para nuestro deleite. Que no se te pase: tienes hasta el 4 de julio.