Incapaz de pronunciar poco más que "CETI" y "agua", un inmigrante "descalzo, empapado y desorientado" apareció en la mañana de este miércoles por la cuesta del Serrallo tras "saltar la valla". Uno más en el constante drama migratorio que marca la vida en la Frontera Sur. Por suerte, un vecino acudió en su ayuda, para darle de beber e indicarle el camino.

Cuenta este hombre, que prefiere mantener el anonimato, que lo vio cuando se dirigía hacia la Estación Marítima, a eso de las ocho menos cuarto de la mañana, para coger el barco. "Estaba muy cansado y apenas era capaz a hablar. Solo decía CETI, agua y que había saltado la valla".

Tras darle de beber, el hombre le indicó la dirección hacia el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes y el recién llegado prosiguió su camino a pesar de las pésimas condiciones en las que se encontraba.

La ruta de llegada desde los países subsaharianos hasta el norte de Marruecos resulta harto complicada. Muchos de los que lo intentan perecen en el camino o sufren enormes dificultades en un camino que toma frecuentemente varios años.

A pesar de ello, naturales de los países africanos continúan intentándolo en busca de una vida mejor. Sin ir más lejos, en los últimos meses -desde que se inició 2024- se ha venido viviendo un repunte en el número de entradas, especialmente a través de los espigones de Benzú y el Tarajal.

Según los datos del Ministerio del Interior, entre el uno de enero y el quince de marzo de este año han llegado a Ceuta un total de 736 llegadas, reflejadas todas, curiosamente, por vía terrestre.