Caballa Rcok

Caballa Pop

Integrantes de 'By noses' durante su concierto.

Sonó rock del bueno pero el tradicional festival preveraniego de Ceuta se convirtió con una nueva edición en parte del acervo popular de la ciudad, casi huérfana de eventos culturales de esta dimensión

Le dicen rock...Caballa Rock y su música lo corrobora. Pero, más allá de etiquetas de género musical, el festival ya forma parte del acervo popular de la ciudad. Fue en esta edición, nuevamente, una enseña de puro folklore. De las pasiones de quien asiste representadas en cada cabeceo, en cada cerveza, en cada bailoteo. Estas son las historias más humanas y pop del Caballa Rock 2024.

En la escalera que sube a las gradas, dos platos repletos de pinchitos comparten sitio con dos niños de apenas diez años. Uno más flaco, otro más robusto, que dan cuenta de ellos sin pestañear ni importar su dimensión. A su lado, en el escalón de abajo, Ana Botella. No es la homónima esposa de José María Aznar. Su actitud es poco del Barrio de Salamanca. Destila clase con un mono de leopardo. Su marido, Jorge Barrero, sentado un peldaño por encima, la mira como si fuera la primera vez que la ve. Anonadado.

Asistentes al Caballa Rock 2024.

Suena la música de 'By noses', antes había tocado 'Martes Maresco'. Los dos gustaron a Barrero. Ha vuelto a un festival al que no regresaba desde la pandemia. Cuenta que Botella y él se enamoraron escuchando pop-rock, "la música de la movida". Las cosas luego fueron a mayores y, ahora, reconoce que le gusta "el heavy".

Pasan juntos el día, disfrutan de lo que suena y comen algo para que el cuerpo aguante. Reproduce una conducta similar María Cabeza con su acompañante. Él prefiere no hablar mucho. Lleva el bigote más impresionante de todo el festival. Habla por él. Ella nació en Ceuta, vivió en Salamanca y hace un tiempo regresó.

Asistentes al Caballa Rock 2024.

Tiene 57 y es su primera vez en el Caballa Rock: "Nunca es tarde si la dicha es buena", exclama, tirando de refranero popular. Echa en falta sobre el escenario, por ejemplo, "a los Rolling". Parece difícil y, lo que hay, suena bien. El suyo es un musical reencuentro con las raíces.

Y es que, la familia está más presente de lo que cabría esperar en un festival. En la mitad trasera del foso, de pie, un grupo de hombre y mujeres con sombrero de vaquero no dejan de moverse. Son todos parientes. "Somos todos primos y tíos y venimos con el sombrero porque un año nos quemamos el cuello", relatan al alimón Javier Vilches y Desiré de los Santos.

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Suena "aún no es tarde para llorar y arrodillarme" y entonces cuentan que a Vilches lo llaman 'Matrix'. "Es por la postura que pone cuando está borracho. Cuando sale de aquí al final", ríe junto el entramado familiar roquero y festivo.

Descuidan la retaguardia y por la zona de la delantera pasa gyn-tonic en mano Benzema. Al menos es lo que pone su camiseta: "Hoy cae la decimoquinta. Goles de Vinicus, Bellingham y Valverde", pronostica.

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Un rato después el cantante de 'By the noses' animaría al conjunto capitalino-florentiniano con un "hala" que coreó la mitad del público. "Es el mayor showman de Ceuta", coincidían en elogiar sobre el vocalista varios de los presentes.

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La cosa estaba futbolística y aún más se puso. Jacobo Fernández padre y su esposa, Toñi Alonso, lucían camisetas de la AD Ceuta serigrafiadas con el nombre de su hijo mientras esperaban en la cola de pagar con tarjeta, específicamente situada en el lateral de la barra. Vienen a la ciudad desde Sevilla muy a menudo -"cada fin de semana"- a ver a su hijo "que juega en el filial" del conjunto caballa y este mismo sábado disputa partido por el ascenso: "Vamos disparados de aquí a verlo".

Después de que la pareja y este medio abandonaran el epicentro festivo de la ciudad, tocaron 'Rata Pendón', 'Attick demons', 'La selva sur', 'Mario Díaz' y 'No me pises que llevo chanclas'. Un show rockero que sacó la esencia de la mayor de las tradiciones populares ceutíes.