Llega la temporada de playa y, con ella, el acostumbrado popurrí de peligros para el bañista medio. Aunque ha tardado lo suyo en llegar, el calor ya está aquí (y aprieta como nunca). Muchos, claro, optan por combatirlo acertadamente entre arena y sal. Como cada vez que el verano desembarca en nuestra salada tierra, las autoridades han puesto este 2024 a disposición de todos esos amantes del mar un catálogo de recomendaciones al que, ciertamente, nunca viene mal echar un ojo (piénsalo: ¿qué son un par de minutos de lectura frente a un posible disgusto?).

Al igual que en años anteriores, en la cúspide de prioridades se encuentran los más pequeños de la casa. No hay que olvidar nunca que "los socorristas no son niñeras" (lo dice uno de ellos) y que, por ende, "los padres y las madres tienen que estar pendientes de sus hijos". Por supuesto, la atención se presta a absoluta necesidad si el menor está "dentro de la lámina acuática" (el agua). Y es que, según Marsave, en muchas ocasiones, es difícil darse cuenta de que un niño se está ahogando: "Se llama ahogamiento silencioso".

Ocurre poco, pero ocurre: desde la orilla -a simple vista-, puede parecer que el crío de turno está jugando y chapoteando en el mar cuando, en realidad, está teniendo dificultades para respirar. "Uno de los síntomas de que un chaval se está ahogando es cuando ladea la cabeza", apuntan desde Marsave. La cosa es sencilla: "Si estás en la arena y ves que tu hijo se empieza a mover hacia un lado y hacia el otro, tírate al agua; es muy probable que se esté asfixiando".

La segunda cuestión a tener en cuenta es el sol. A nadie se le escapa -a nadie salvo a los partidarios del llamado 'callo solar'- que "hay que tener cuidado con los rayos ultravioleta". Hoy día, por fortuna, "todos tenemos un teléfono móvil", uno con el que "podemos saber en todo momento qué tiempo hace y cuáles son los días de mayor incidencia". Si las ganas de broncearte te pueden por más que el astro rey achicharre ese día, recuerda, al menos, aplicarte protección solar.

Otro gran peligro es la denominada 'hidrocución', un fenómeno que se produce en tu organismo cuando te metes en el agua muy rápidamente. Sí, querido lector, tu madre tenía razón (en parte, al menos): hablamos del célebre 'corte de digestión', ese mismo por el que, antaño, tus mayores te prohibían darte un refrescante chapuzón hasta pasadas, al menos, un par de horas del almuerzo, la merienda o la cena.

Derribemos un mito -lo sentimos por tu madre-: el shock descrito no tiene absolutamente nada que ver con el proceso digestivo, sino con el repentino cambio de temperatura. Dice Marsave que, "antes de bañarnos, es importante que nos mojemos las muñecas, las rodillas, la nuca y la cabeza". A tales recomendaciones, habría que añadir la de "evitar el alcohol". En caso de haber bebido, recuerda: "Hay que ducharse antes".

Por descontado, las medusas son siempre un riesgo para grandes y pequeños. Este año, claro, no va a suponer una excepción. No lo va a ser, primero, porque, a fecha de 4 de julio, las redes aún no están colocadas; segundo, porque, aunque lo estuvieran, siempre se acaba colando en la zona de baño algún que otro ejemplar a través de grietas o, directamente, por encima de las boyas.

La pregunta del millón: ¿qué hacer en caso de picadura?. En Marsave, tienen claro lo que no hay que hacer: "Es muy importante no echarse agua dulce sobre la herida" (ni eso ni orina, por favor). Lejos de ello, "lo ideal es acudir a cualquier puesto de socorro para aplicar hielo". Tenlo siempre en cuenta: más vale ponerse en manos de un profesional cuando la cosa va de salud.