Con las Murallas Reales como escenario, el ministro del Interior aseguró durante su discurso "conocer bien" la labor de los policías ceutíes y destacó cómo "la convivencia siempre acaba prevaleciendo ante las dificultades, sin duda alguna gracias al esfuerzo de muchas instituciones"
La presencia del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, fue el gran aliciente del acto de entrega de la bandera a la Jefatura Superior de la Policía Nacional de Ceuta celebrado este miércoles en las Murallas Reales. En su alocución destacó que "todos los agentes aquí destinados son fundamentales para mantener a España como uno de los países más seguros del mundo". También ensalzó su labor en la lucha contra amenazas como "la trata de personas o el narcotráfico" y valoró la "gran labor" que realizan en la coordinación de la Operación Paso del Estrecho.
Presidieron Grande-Marlaska, la delegada del Gobierno, Cristina Pérez, el presidente de la Ciudad, Juan Vivas y el jefe del cuerpo, Francisco López Gordo. Lo hicieron con la presencia de miembros del Ejército y, por supuesto, de los agentes que integran el CNP en la localidad.
Intervino primero Vivas, hablando del valor "emblemático" del emplazamiento en el que se desarrolló el evento y el carácter solemne del acto. "Esta entrega es una manifestación de cariño, respeto y admiración del pueblo de Ceuta a la Policía Nacional".
No faltó su reconocimiento "a los hombres y mujeres" que componen el cuerpo por dar "lo mejor de sí mismos para garantizar los derechos y libertades". Ejemplo también de "vocación de servicio" en una institución cargada de "prestigio y buena reputación". Sobre la bandera, indicó, es la de "una patria común e indivisible, la de todos los españoles". "La que comprende y no rechaza, la que tiende puentes de solidaridad y encuentro", añadió.
Sobre la visita de Marlaska reconoció "el interés" con el que atiende a la Ciudad, afirmando que contará con presencia de la Ciudad en todo lo que tenga que ver con mejoras de infraestructuras, personal y material: "Esto contribuye al arraigo de la población y a la creación de empleo", concluyó el presidente.
Rosa María de Castro, magistrada en la ciudad, fue la elegida para amadrinar el acto. De hecho fue ella la primera en coger la bandera antes de las sucesivas entregas. Habló previamente, subrayando que es para ella "un gran honor", haber sido escogida. De la enseña, planteó, "representa la igualdad de todos los españoles, la solidaridad de todos los pueblos".
Siguiendo la línea de Vivas, colocó a la Policía Nacional como ejemplo de ·tesón y perseverancia", "dando protección a los más vulnerables".
Por su parte, López Gordo aprovechó la ocasión para agradecer la presencia de la magistrada en el acto, que "refuerza la solemnidad del mismo". También tuvo palabras de gratitud para todos los ceutíes, así como para el presidente por su "esfuerzo" y "compromiso" y para los militares, entre los que destacó la presencia del Comandante General Marcos Llago Navarro, "venido especialmente para acompañarnos en este acto".
"La bandera es el símbolo de espalda a la cual tenemos el enorme privilegio de servir, defender derechos y libertades y garantizar la seguridad", recordó el jefe superior sobre "el compromiso adquirido de servir a España y a sus ciudadanos" de la Policía Nacional; una "obligación" que tiene "la gran suerte de tener que cumplir" y que el ministro confesó "conocer bien".
Grande-Marlaska realizó durante su discurso un pequeño resumen de la importancia de la fecha del bicentenario y de los alzados de bandera previos por el bicentenario del cuerpo "como un homenaje a los que dieron su vida por libertad de nuestro país" y de la "fortaleza" que este "ha demostrado en numerosos acontecimientos".
"La seguridad no es una preocupación, sino una garantía", aseveró sobre el territorio nacional en general y la ciudad autónoma de Ceuta en particular, donde "la convivencia siempre acaba prevaleciendo ante las dificultades, sin duda alguna gracias al esfuerzo de muchas instituciones, entre ellas la Policía Nacional".
El acto concluyó con un sentido homenaje a los caídos ante un monolito situado en medio del entorno amurallado, donde los agentes colocaron una corona de flores.
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