Sí, otra más; otra recepción más. Con esta, van seis en los últimos cuarenta y cinco días. De todas ellas, solo una -la tercera por orden cronológico- fue a puerta cerrada; las cinco restantes, con toda la prensa dando cobertura al suceso (toda es toda). Más que en una norma, lo de recibir a gente se ha convertido ya para Juan Vivas en toda una obligación, cuando no en un hobby. El monto anual de recibimientos es tal que puede que tú, que estás leyendo esto, seas el siguiente en ser despachado (cuidado la próxima vez que te bajes del ferry; podría estar esperándote en el puerto todo el Gobierno local).

Como con todo en nuestra salada tierra, siempre hay recepciones y recepciones: por un lado, están aquellas que, a duras penas, levantan expectación (suelen ser la inmensa mayoría); por otro, las que tienen por objeto a personas o entidades que, por sus méritos o logros, son más que merecedoras de entrevistarse personalmente con el mismísimo presidente de la Ciudad. Por fortuna para ti, la que ha propiciado la elaboración de este modesto escrito forma parte del segundo grupo (o eso cree servidor).

A principios de curso, nadie de dentro de la Federación de Gimnasia Rítmica -ni el más optimista de sus preparadores físicos- esperaba que el 2024 fuese a ser tan fructífero como, al final, lo ha acabado siendo. A fecha de 25 de junio, los más incrédulos aún se lo preguntan: ¿cómo es posible que quienes practican la disciplina hayan cosechado tantos triunfos en apenas unos cuantos meses? Vivas, que tiene respuesta para todo, la tiene también para esto último: a juicio del jefe del Ejecutivo local, la gesta es, sin más, "fruto del esfuerzo".

A veces, el lenguaje es tan caprichoso que decir "cien medallas" deja a uno tal y como está. Las matemáticas, no en balde, no engañan a nadie: la territorial caballa de rítmica ha puesto el broche a la temporada con más de un centenar de metales bajo el brazo. Por contextualizar: hablamos de Ceuta, una ciudad de apenas 19 kilómetros cuadrados de superficie, una en la que la producción de gimnastas no es, ni de lejos, la de las grandes capitales de provincia. Es de valorar.

La felicidad de las menores era más que patente. Sus caras lo decían todo: llevaban dibujada en sus frentes la palabra 'ilusión'; estaban (muy) felices. Más que felices, estaban rebosantes de júbilo. Ciertamente, no era de extrañar: uno no es recibido en audiencia por el alcalde todos los días. Ya no es la recepción, sino el porqué de esa recepción: es el regocijo de haber dejado el nombre de Ceuta en lo más alto. Y eso, querido lector, no tiene precio.

Vivas, que se ha comprometido en nombre del Ejecutivo que él mismo preside a apoyar a la Federación "hasta el límite de las posibilidades", augura un futuro brillante para la rítmica ceutí de continuar esta por los actuales derroteros. "Seréis, gracias a la gimnasia, mejores personas", profería el mandatario a las integrantes del grupo, a quienes no ha dudado en atribuir el ser "referentes para toda Ceuta".