Da igual la edad que tengas; no importa en qué ambiente te hayas criado: seguro (segurísimo) que alguna vez en tu vida has tirado el dado sobre su tablero y respondido a cuestiones tan rebuscadas como "¿de qué país es originario el mojito?". Por si había dudas: no, no hablamos del Monopoly; el juego de mesa al que nos referimos (ese que tantas y tantas veces ha puesto a prueba tu sapiencia) es el Trivial. Por suerte para ti, nadie te va examinar hoy a propósito de tus conocimientos de historia -mucho menos sobre alcohol-; el asunto que ha propiciado la elaboración de este modesto escrito tiene que ver con otros menesteres (la respuesta, por cierto, es Cuba).

No es la primera vez que una entidad del tercer sector emula el sistema de preguntas y respuestas tan característico del juego de los quesitos. Sin ir más lejos, ACEFEP hizo lo propio hace escasamente tres semanas en el marco de una campaña que perseguía visibilizar la vulneración de derechos durante el tratamiento de enfermedades mentales. Visto el éxito cosechado por Basilio García y los suyos, Cepaim ha decidido este miércoles replicar la fórmula. Spoiler: el resultado no ha podido ser más satisfactorio.

La Fundación ha sorprendido a Ceuta con un "Trivial de corresponsabilidad" que ha hecho de la sede de la propia Fundación su particular escenario. Cabe reseñar -antes de entrar en harina- que la iniciativa en cuestión encuentra su razón de ser en el 30º cumpleaños de la entidad. Su celebración ha pivotado en torno al llamado 'Día Internacional de las Familias', cuya efeméride se celebra cada 15 de mayo a lo largo y ancho del globo terráqueo. Se busca, con ello, "concienciar a la opinión pública sobre los problemas y necesidades de las familias" (ya lo dice su nombre).

La propuesta, claro, tenía por objetivo "sensibilizar". Ojo, no de cualquier forma: Cepaim quería tocar conciencias "de una manera divertida y participativa". "No queríamos que fuese un simple taller", resumía Alba Corredera, una joven ceutí que, en la actualidad, se desempeña como orientadora sociolaboral dentro de la organización. Aunque ha habido hasta la fecha iniciativas similares a la hoy orquestada, ninguna de ellas ha ahondado tanto en la corresponsabilidad como sí lo ha hecho la que nos ocupa.

Estaba llamada a tomar parte en la cita "toda la ciudadanía". El formato elegido, de hecho, era el propio de una jornada de puertas abiertas. El foco estaba puesto en la figura de la madre. Al haber "muchas" en el seno de la asociación, "había interés en que el tema se tocase". Si el encuentro no se ha desarrollado en la calle, ha sido por una cuestión estrictamente burocrática. "Había que pedir permiso con mucha antelación", revelaba Corredera (la Ciudad y sus cosas...).

La actividad ha seguido un itinerario que ha transcurrido enteramente bajo techo, sí, pero ni mucho menos ha ido ello en detrimento de la calidad del proyecto. Cada despacho de la sede de Cepaim albergaba su propio minijuego. Abría la veda una primera casilla centrada en "la hora de la cena". Llega el momento de recoger los platos: ¿qué haces? ¿Te levantas tú mismo y los lavas o, por el contrario, te quedas sentado en el sofá a la espera de que se frieguen por arte de magia? Si tu forma habitual de proceder es la primera, tienes premio: avanzas tres posiciones.

El segundo de los talleres tenía que ver, precisamente, con las tareas del hogar. De no ser el participante de turno habitual limpiador de su propia casa, las opciones de esquivar las preguntas eran prácticamente nulas. Sobre una mesa, reposaban ilustraciones a dibujo de cuatro estancias domésticas, a saber: un salón, una cocina, un cuarto de baño y un dormitorio. A escasos centímetros de las láminas, una cesta contenía recortes de papel de productos de limpieza y electrodomésticos. La idea era sencilla: había que emparejar cada enser con su correspondiente espacio. A pesar de la aparente facilidad, había algún que otro elemento puesto "a mala leche". Para muestra un botón: ¿sabías de la existencia del gel clorado?

Daba continuidad al recorrido un espacio dedicado a "la carga mental", una "losa invisible" con la que suelen cargar (valga la redundancia) las mujeres. "Muchas veces, se nos olvida que el cuidado emocional tiene que estar en el centro de todo", apuntaba una de las trabajadoras de la entidad. Seguro que a ti, que estás leyendo esto, te ha ocurrido alguna vez que has ido a tomarte un café y, estando en medio del proceso, has empezado a darle vueltas a todo lo que has hecho en casa durante el día, a todo lo que no y a todo lo que tienes que seguir haciendo para que tu hogar no vaya a pique. Aun siendo la tesitura descrita un comportamiento bastante extendido, quien más sufre de él es, justamente, el sector femenino.

Es sabido por todos que el rol de madre no es para nada fácil. Las hay (muchas) que se autoflagelan en vida por querer crecer en lo profesional y, consecuentemente, no dedicar a su pareja e hijos el tiempo que estos requerirían en otras circunstancias. Ya no es eso: hay quienes critican que una mujer con responsabilidades familiares se dedique tiempo a sí misma. "Ha salido a cenar con sus amigas; menuda mala madre", piensan muchos. Lo piensan, incluso, cuando esa mamá ha de recurrir a la abuela para cuidar al niño o niña por una simple cuestión de conciliación. Lo que no es tan habitual, sin embargo, es escuchar a alguien decir de un hombre que es "un mal padre". Pese a los clichés, en Cepaim, tienen claro que, "sin madres, no hay futuro".

¿Te has preguntado alguna vez cómo se demuestra el amor? ¿Te has preguntado, acaso, si tus padres se sienten queridos por ti? A veces, se da tan por hecho que ni siquiera nos planteamos que, quizá, no estaría de más dar las gracias de tanto en tanto, compartir tiempo en familia, llamar por teléfono o hasta dejar una nota de ánimo. Estas y otras muchas cosas figuraban en una extensa lista elaborada por la organización en la que se incluían hasta catorce puntos similares. El modus operandi era el que sigue: había que completar esa misma lista con comportamientos parecidos a los ya planteados. Eso y marcar aquellos con los que uno comulga en su devenir diario. "Es súper necesario", apuntaba una periodista presente en el lugar durante el tour.

El itinerario concluye con "un punto de reflexión", uno dedicado a los modelos existentes de familia. "¿Qué significa ser familia?", introduce el cartel que hace las veces de reclamo. Durante todo el trayecto, se habla de ella, pero no se ahonda en sus particularidades. Así, el objetivo es que el participante llegue a la zona y conozca que, por haber, hay hasta familias compuestas por dos hombres y un perro. "Queremos que la gente reflexione", explicaba Juan Carlos Pérez. Finalizado el paseo, se ofrece al 'jugador' la opción de llevarse a casa una diminuta estampa representativa de sus preferencias.