"He tomado esta decisión", ha explicado, "a partir de los últimos acontecimientos acaecidos, que, sin perjuicio de que espero que se aclaren todas las cuestiones con respecto a mi persona cuanto antes, han hecho que opte por dedicarme a mi familia al cien por cien".
Al borde del llanto cada vez que, en privado, ha abordado durante los últimos días la tormenta política y social generada por su detención y posterior puesta en libertad con cargos en el marco de la investigación del 'caso Emvicesa', la anterior titular de Asuntos Sociales, ahora encargada de Educación y Cultura, no ha querido comparecer ante los periodistas como Román y ha dicho adiós por escrito "con humildad".
"Es muy duro para mí irme por esta causa habiendo trabajado toda mi vida con mucho esfuerzo y dedicación", ha reconocido en un comunicado en el que ha recordado que "desde pequeña, mis padres, de familia humilde, albañil de profesión mi padre y ama de casa mi madre, me han inculcado unos valores y principios de honestidad y buen hacer que son los que en todo momento han presidido mi conducta, que es la misma con la que intento educar a mis hijos".
Esos "valores y principios" son, según ha puesto de relieve, "mi verdadero patrimonio, patrimonio que se me intenta arrebatar ahora". "Por ello quiero dedicar mi tiempo a colaborar, como siempre, con la Justicia con el anhelo que esa honestidad y humildad no me sea arrebatada".
También ha querido dejar claro que "en todo momento he ejercido mis cargos lo mejor que he entendido y con el ánimo de hacer el bien y en pro del interés común" y ha pedido "disculpas" por si "alguna vez he cometido algún error en la gestión". "Jamás", ha resaltado, "he cometido injusticia alguna a sabiendas o cualquier actuación fuera de lo que marca la ley".
Para terminar, ha "agradecido" a Vivas la confianza que ha depositado en ella durante años, así como "a los compañeros de Gobierno y a todos aquellos con quienes he trabajado durante esta etapa de mi vida y en especial a Susana Román, mi compañera, amiga y hermana".