Cientos de mariposas sobrevuelan el cielo de Volvoreta en la obra del artista Xavi Muñoz, "Domestic dream hunter", compuesta por dos grandes lienzos colgados en sendos extremos del restaurante a más de ocho metros de altura. Las mariposas de escarcha roja parecen viajar de un cuadro a otro sobrevolando la sala y proporcionan un toque cálido al ambiente del restaurante, basado en la combinación del blanco y el negro y en la sencillez y elegancia de las líneas.
Tras las cristaleras, Madrid y su sierra. La montaña y, a sus pies, la ciudad. Pocas oportunidades tiene el comensal de disfrutar de la cocina de un restaurante como Volvoreta, a la altura del hotel de cinco estrellas que lo alberga, en un ambiente tranquilo y con unas vistas como estas.
La carta de otoño está diseñada partiendo de los productos de temporada, "de mercado, productos españoles", dice Bryson. Entre los entrantes destacan el Salteado de bogavante al jerez con verduras y jugo de albahaca y lima o los Medallones de secreto ibérico con manzana asada junto con otros más tradicionales como el Jamón ibérico de bellota D. O. Jabugo Montanera o las Croquetas de morcilla de Burgos sobre puré de garbanzos.
Entre los pescados destacan la Merluza de pintxo en salsa verde, mejillones y almejas o la Lubina salvaje con puré de coliflor al Idiazábal y tartar de verdura y, para los amantes de la carne hay platos tan sugerentes como el Solomillo de ternera con láminas de boletus y crema de foie o la Carrillera de cerdo ibérico estofado en Pedro Wiménez con puré de patata.
Los postres resultan tan atractivos como el resto de la carta. Merece la pena probar, sin duda, la Sopa de mandarina y crema helada de whisky.
El capítulo de los vinos merece mención aparte. La bodega reune un buen número de caldos de las principales Denominaciones de Origen españolas y de las más importantes referencias internacionales.
Volvoreta abre todos días de 13.30 a 16.00 y de 20.00 a 23.30 horas. Y permite hacer las reservas desde la web.