Ha vuelto a salir a la palestra al hilo de las elecciones europeas, pero su sola enjundia lo convierte en un tema del que se habla -en mayor o menor medida- durante todo el año; sus efectos a largo plazo podrían ser tan nocivos y devastadores que, hacerlo, se presta casi a obligación. Es cosa de todos: cualquier ciudadano -por rico o pobre que sea- juega un papel en la lucha contra ese calentamiento global que, según los más entendidos, es ya irreversible, inevitable.

A priori, pudiera parecer que la ciudadanía caballa tiene poco o nada que decir a propósito del cuidado y la preservación del medioambiente. "Las grandes fábricas están en China y Estados Unidos", dicen muchos como queriendo escurrir el bulto. Aunque cierta, la afirmación no lo es del todo: "Ceuta puede hacer muchísimas cosas para combatir el cambio climático". No lo dice servidor; son palabras de José Gracia, el propietario de la empresa a la que el Gobierno local encomendó la elaboración de la llamada 'Estrategia Ceutí de Educación Ambiental para la Sostenibilidad'.

Gracia considera que no solo hay "muchísimas cosas" por hacer en lo tocante al cambio climático; también hay otras tantas que están en nuestra mano para atajar, entre otros problemas, la galopante "crisis de biodiversidad" en la que nuestra ciudad se encuentra sumida de lleno. Por si no lo sabías: sí, "estamos perdiendo variedad de seres vivos tanto terrestres como marinos" (y eso, querido lector, es un serio contratiempo).

A juicio del experto, la Perla lleva largos años sufriendo "una degradación", una atribuible a "el intenso tráfico, el desorden urbanístico y la suciedad viaria". Es por ello por lo que Gracia cree que las autoridades competentes han de fomentar la educación ambiental. La cosa es bien simple: "Hasta que los caballas no seamos conscientes de que tenemos un problema, no vamos a actuar".

El reto al que nos enfrentamos como sociedad no es nada sencillo. No lo es por la tozuda razón de que la conciencia ambiental brilla por su ausencia entre la población ceutí. En un acertado intento por sacar esta misma a flote, el área de Medio Ambiente organizó hace ahora cuatro días unas 'Jornadas de Educación Ambiental'. Lo hizo a través de Obimasa con el firme propósito de hacer ver a los concurrentes que, efectivamente, tenemos un problema.

El gustoso encargado de conducir el evento fue el mismo Gracia. El formato elegido por este fue el propio de una charla, una que, al final, terminó derivando en una charla-coloquio con lluvia de ideas incluida. El lugar elegido para dar rienda suelta a la palabra -gentilmente cedido por la FPAV- fue el local social de la Asociación de Vecinos de San Daniel. Allí, en el corazón de la barriada de Varela, se dieron cita el pasado 22 de mayo representantes de diversas entidades conservacionistas del orden de la Fundación Museo del Mar, la Sociedad de Estudios Ornitológicos y hasta la Facultad de Educación, Economía y Tecnología de la UGR.

Gracia centró su ponencia en una idea: la de que "hay que encontrar una manera de trabajar con todos los agentes y actores locales para que los ceutíes tomen consciencia de los problemas que hay vinculados al cambio climático", algo difícilmente alcanzable de no hacerse "de forma participativa"; eso es justo lo que que su Estrategia -la ECeEAS 2030- persigue con ahínco.

La teoría -como siempre- es muy bonita; la práctica, no tanto. José tiene claro que, para materializar su noble pretensión, "la sociedad tiene que estar informada". Es aquí donde entran en juego los medios de comunicación, a los que el ecologista atribuye "un papel fundamental". "Es necesario que las voces expertas puedan hablar con la población", resumía.

No ha de hacerse de cualquier forma: "Para que las personas puedan entender el mensaje, es necesario que se transmita de forma comprensiva". Si se quiere, además, que este cale por completo, el mismo ha de ir dirigido a todos los sectores, a saber: empresarios, trabajadores, asociaciones, movimientos vecinales, comunidades religiosas, estudiantes, sindicatos y, por su puesto, el propio Ejecutivo local. En definitiva: "Todos tenemos que estar informados para saber cómo debemos actuar".

Por fortuna para el grueso de los ceutíes, la Estrategia de Educación Ambiental está ya "llegando a la recta final". A este respecto, cabe subrayar que su desarrollo “está siendo un proceso participativo", una parte presencial que culminó, precisamente, el día en el que Gracia se enfundó el mono de orador. Presentado el diagnóstico de la problemática, toca, ahora, "validar las líneas maestras de la Estrategia y sus objetivos".